29.12.11

“what have we found?
same old fears,
wish you were here...”
-Pink Floyd-

Tus piernas desparramadas sobre la cama y en tu guitarra esa canción que empezaba en Sol mayor… ¿de verdad creés que podés distinguir? Si nunca te diste cuenta de que te llevaste por delante todo lo que había entre mis noches y tus lagañas a esa hora en la que no nos podemos ni ver. Cantabas bajito delante de mí por vergüenza, como si yo supiera cantar, como si pudiera contar la forma desprolija en que dejabas caer acordes. Vergüenza… vergüenza debería habernos dado el olor a polvo entre los dedos al final de cada canción, al final de los mismos miedos de siempre chorreándose cual slide lastimero, infecto.
Un blues y un azote más a las cuerdas mientras te dedico estas palabras que te había prometido. Un vertevenir confuso, esquivo, mal recalentado, sin un fraseo que valga la pena, que no dé ganas de llorar.
Otra canción que no entiendo porque la cantás bajito para no flotar; golpes de tres minutos para terminar historias. Rumores que rozan la orilla y se van. Un abrazo tibio, perfectamente olvidable y fugaz. Un deseo de estar acá que se muere con el primer crujido.
Porque eso duran las(tus) cosas. Un verano.

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