Escribirte, escribirte. Quedarse con las ganas de devorarse las pestañas con la punta de la lengua. Incendiarse las yemas de los dedos con sólo mirarse. Escribirte, deletrearte. No lograr hacerte el honor.
Zambullirse en un mar de acordes, meterle mano a esta melodía pícara, inesperada y juguetona que nos lleva a ningún lugar. Soplarte en tu castaño revoltoso todo el aire que hace falta para volar a ras del cielo. Mezclar sin que lo notes mis dedos entre tus espacios, dejando libres los costados para no olvidarnos de las cosquillas mucho más allá.
Alguna vez escribí que no habíamos sido capaces de liberarnos del aire oprimido, pesado, espeso por las confesiones que no nos animamos a llorar, los duelos que no pudimos masticar, los condicionales imposibles que no dejaron de doler. ¿Cuándo fue que el silencio entre nuestros vacíos pasó de ser un bloque asfixiante a una brisa de paz? ¿En qué momento todas esas cosas que nos faltan (espaldas como muros) se acreditaron a nuestro favor en el pacto entre tu pasado y mi memoria?
Ahora es justo que nos demos una tregua entre tantas deudas embebidas en alcohol y el hálito mezclándose con lluvia de verano. Es justo que vengas a morirte ahora entre mis uñas cuando ya me ganaste todas las humedades. Y que te dejes ir en cada soplo un poco más, para que yo pueda hacerte el honor y des-hacerte el amor todas las noches, deletrearte, rayarte, dibujarte. Mirarte, incendiarte, devorarte, respirarte…
Escribirte mejor. (“Porque mucho y demasiado es un error”).
3 comentarios:
me encantó Greta,
cada tanto es necesaria una tregua.
beso grande
entré porque vi que eras fan de La Cantera. Y me encantó cómo escribís
muchas gracias :)
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