"Almost Famous" Tercermundistas.

(O bohemio con guitarra mata galán).

A lo largo de mi relativamente breve but intensa(?) vida de groupie* y gracias a mi gran capacidad de observación, he logrado recopilar ciertos datos acerca de la verdad de la milanesa dentro de las bandas under en alza (o en baja, o estancadísimas), sean estas de rock, cachengue, tributo, reggae, folclore y demás deudos musicales. A continuación, mi granito de arena para las fanáticas por amor al arte y toda su posteridad:

-Aunque intenten evitarlo, todas las bandas empiezan imitando a sus referentes. El problema es que no buscan imitarles el paladar musical; creen que usando los anteojitos redondos de Lennon ya son músicos de la hostia.
-Parece que el tecladista ni pincha ni corta, pero en verdad es the master of the sopas: tiene la mejor voz, aporta los arreglos más originales para las canciones, consigue las mejores fechas y dirige la batuta durante todos los recitales. Sírvase aplicar también a la figura del bajista, que para el vulgo ignorante es un playmóvil parado con una guitarra que se olvidaron de enchufar.
-Esto es un consejo para los Mambrú-to-be: cuando se dividan los roles, canten “pri!” para escribir los temas, porque the ugly truth es que el que compone es el dueño de la banda. Preguntale a Ciro Martínez si no.
-El guitarrista de puta madre... es feo con esmero. Excepción a la regla: Gustavo Cerati.
-Toda corista que se precie de tal tendrá una historieta con otro miembro de la banda. Verdad axiomática.
-Si la banda se compone de cantante femenina y todo el resto de la banda es masculina... go figure! Tenés una manada de buitres carroñeros peleándose por vos, querida! No te das cuenta o te encanta calentar la pava, mi amor?
-Y nunca falta la Yoko Ono que viene a romper la armonía y meter el ingrediente de bicha manipuladora que tenemos la mayoría de las mujeres. Y el Lennon pollerudo que la deja ser.
-El bajista es la voz líder frustrada; a veces, con algo de suerte, consigue que le tiren un mic para hacer algún corito tímido. Si prestás atención siempre mira con nostalgia al cantante y es su sombra; haciéndose como el que no quiere la cosa trata de ponerse en la mitad del escenario, o pretende llamar la atención con movimientos espásticos como si estuviera poseído desde un costado. Con suerte lo dejan cantar un tema. Sírvase aplicar también a la viola base, que suele sentir la misma frustración.
-Siempre uno de los guitarristas (que no está en voces) canta TODOS los temas haciendo playback. Un día voy a subirme al escenario y cachetearlo para que entienda que queda eme-a-ele.
-Siempre hay un Fede, un Tincho, un Negro, un Gordo, un Seba, un Gonza… Y si ninguno se llama así, igual alguno tiene cara de Fede, Tincho, Negro, Gordo, Seba, Gonza... No me jodan, son nombres/apodos de músico.
-Volviendo a mi primera observación, el verdadero problema son los cantantes de las bandas tributo: quién le dijo al mastodonte que imita a Arjona que el pelo largo le queda bien como a Ricky? Y por qué el que hace covers de Ismael Serrano te cuenta historias de diez minutos antes de CADA canción en voz baja? Ismael lo hace bastante más entretenido y no se pone nervioso y la caga al minuto, mind you. Y por favor, se necesita más que el bombín negro para tener el encanto de Sabina, entendelo. Ah! Y no persigan a los que imitan tirándole flores a sus tributos; da cholulo exasperante.
-Los summer tours “nombre berreta que les ponen a la segunda de enero en la costa atlántica” son una mentira más grande que “el que puso dólares, recibirá dólares”. Son viajes de egresados recargados, son el primer veraneo después de terminar el secundario. Son desfiles de groupies de turno, noches yetas de casino y con suerte un contacto con un bar en Quequén para Semana Santa. Fijate si no cómo el primero de febrero vuelven más blancos de lo que se fueron.
-Si tienen un manager, está más bueno que comer pollo con la mano pero es el más pirata, el dealer de amores de verano. Pero se mantiene en la impunidad de las bambalinas o la barra, y siempre cae bien parado.
-Si la banda tiene ciertas influencias británicas, hay uno por lo menos que es un clon de Beatle que baila como Mick Jagger; cruza extrañísima. Las patillas y los pantalones Oxford, un must.
-Si voz líder y guitarra recaen en distintas personas, es para quilombo. Qué me decís de Bono y The Edge? Y me la juego que entre Sombras y Daniel Agostini pasó algo parecido(?).
-El 95% de los miembros del gremio son mujeriegos. Y acá voy a “defender” a los rockeros, que son los que peor reputación tienen, pero no la única manga de lacras piratas. Te juro que los folcloristas te pueden dejar con la boca abierta. Hasta el buenito de Luciano Pereyra debe cagar a la novia. Inmundos.
-Lo bueno es que cada tanto se topan con una groupie a lo Kate Hudson que les pinta la cara (no es mi caso, desde ya).
-El bajista es supermisterioso, supertierno, supercapo, o superfantoche. Sírvase aplicar también al baterista.
-El baterista está muy en el fondo y todavía no lo termino de analizar. Pero es fija que tiene siempre un as bajo la manga.
-Las bandas que tienen un flaco para güiro, otro para bongó, otro para pandereta, otro para… están todos de levante y la banda es una fachada infame. Juan Carlos Pelotudo, un poroto.
-Che, voz líder, de onda: los que estudiamos inglés también vamos a escucharte. Estaría bueno que le pongas garra a tu pronunciación, porque una cosa es que pronuncies como el promedio de los argentinos (cosa que aprendí a tolerar) y otra muy distinta es que el tema se convierta en un balbuceo inentendible. Y con esto voy desde Mollo hasta el último perejil que hace covers de Bob Marley.
-Por qué todas las minas nos ponemos rrrrrre cachondas cuando en algún tema específico, todos los integrantes hacen EL pasito de la banda?
-Por la misma razón por la que una púa (que no sabemos usar), una remera chivada, un volante con su mail escrito con desinterés o un “este tema se lo dedico a alguien que anda por ahí” (hay miles en el bar, pebeta, cómo sabés que es para vos y no para otra?!!?!?) se convierten en codiciados** trofeos de guerra que seguimos mirando con melancolía aun después de mucho tiempo, cuando ya la bandita hizo “paf!” y el saxofonista que nos derretía terminó siendo dj en las fiestas del club del barrio.


Que mi pequeño aporte sirva para futuras y más exhaustivas investigaciones en el comportamiento del alfa macho reproductor con tendencias artísticas.
Y por favor sentime una cosita, damisela en apuros desesperada: que te escriba una canción, te regale un demo, una remera de la banda, te lleve a ver el amanecer, te invite a un backstage o te mire medio segundo durante el show... no lo convierte en el príncipe azul. A estos los tiñen con la anilina más vencida y al primer rayo de sol (porque les encanta moverse en la noche) se les va el color.
Y si vas a hacer oídos sordos a mi ardua investigación... por lo menos evitá reincidir, tarada!

*sí, chicos; he sacrificado este cuerpito por una causa tan noble como esta.
**codiciados por alguna otra mamerta embobada.