6.4.12

acomodando trastos viejos.


bueno... me mudé.
dejé atrás el barrio y la casa donde pasé toda mi vida. TODA. desde los 4 meses hasta los 24 años.
no pensé que iba a llorar cuando cerré la puerta por última vez hace unas semanas. ni que me iba a acordar de las tardes andando en bici por la cuadra, la vez que diluvió en la plata y entró agua por todos lados, el último festejo de cumpleaños todos amuchados en poco metros cuadrados, los golpes que me di tratando de componer coreografías en un escritorio atestado de porquerías. me acordé de todo eso y otro tanto mientras daba una última recorrida por varios cuadrados pelados que hacían eco, que ya no me decían nada, que habían dejado de ser recuerdo para convertirse en ladrillos vacíos.

pensé que no me iba a hallar en una casa el doble de grande, que me iba a perder y los huecos me iban a llenar los espacios; que iba a extrañar la pizzería de enfrente, la perfumería, el super, el kiosco abierto hasta tarde los findes, los bizcochitos de la panadería de la esquina, la librería (bueno, eso SÍ lo extraño mucho, junto con la plaza). creí que adaptarme iba a ser difícil, que las cuadras nuevas no me iban a recibir con los brazos abiertos. tenía cuiqui, che.

pero me equivoqué. me hallé, me ubiqué, y estoy disfrutando desde que llegué. faltan muebles, pinturas, decoración, encerar, cortinas, llaves, trabas, barniz, lija, cables. pero hay ganas de sobra. y con eso basta.

basta para entender que una casa son ladrillos. pero los recuerdos, el calor, el aroma, quiénes somos, lo llevamos adentro, junto con la familia, en eso que hace que una casa se transforme en un hogar.

chau 19... hola Toulousse.

1 comentario:

fed dijo...

me alegro que estés contenta con tu nuevo lugar, ahora sos vecina de un par de muchachos de robespierre,

bonito barrio.

besotes gret.