espalda con espalda.

Para que te veas así, tan olímpicamente humana. Para que camines así, tan despreocupadamente Dolores. Para que sonrías así, tan encantadoramente fresca.
Que ahora es tiempo de que sepas que ya iba siendo hora de estamparte este alivio en los ojos, y si te da vértigo mordeme los costados que yo me trago las lágrimas del próximo envión. Porque no hace falta que te cuente de este miedo que venía masticando cada marzo, por no reconocer los festejos envasados al vacío de cada décimo mes. Dos por uno en promesas rotas que se estrellan contra tu espalda, zig-zag irreverente color “no me lo digas”, incertidumbre siempre disimulada bajo las dunas del calendario.
Y si querés ilusionate, que la orquesta ensaya en tono R4 para cuando despidas las sobras de los últimos cuatro años. Le ponemos 20º a esta tardecita primaveral y tiramos treinta y cinco latidos de corazón justo antes de un cachetazo por la ventana. Y nos reímos y nos doblamos y nos hacemos cosquillas en la panza con la puntita de la nariz, ahora que no tenés más caparazón.
Y seguimos festejando. Para que te sigas viendo así, tan olímpicamente humana. Para que sigas caminando así, tan despreocupadamente Dolores. Para que sigas sonriendo así, tan encantadoramente fresca.

TE AMO :)