Marzo.

"si algo ha cambiado eso es nosotros"
Fito.

Ella nunca supo darle la mano a las despedidas que llegaban en forma de abrazo precipitado. Nunca supo dejar de buscar donde no iba a encontrar, ni aceptar que le pisotearan el pasado.
Nunca supo amordazar los recuerdos para que las noches de lluvia no la invitaran a un brindis con Fernet -suave para ella, por favor- y tampoco cómo quedarse dormida en las puertas del olvido.
Nunca supo ser sólo verano y mirar desde el después los puntos suspensivos de su incertidumbre; nunca supo -sigue sin saberlo- cómo decir las palabras que nadie iba a escuchar. Nunca supo mezclar bien la acidez de las mentiras con el color de sus ojos y un poco de ron, y tampoco fue muy recta en eso de burlarse de los médanos sinuosos de su propia espalda.

Ella nunca supo ser la bailarina que él esperaba, ni supo salvarlo de una manera más convencional.

Él nunca supo medir el vacío que ocupaba en esa mesa de bar, y mucho menos esconder la verdad de su silencio en el ángulo interno de sus codos.
Nunca supo ponerle música a los tobillos dormidos ni sostenerle la mirada a una pregunta no formulada. Nunca supo sacudir la arena de los bolsillos ni descolgar todas las promesas que dejaba secando al sol. Nunca supo acostumbrarse a no haber cambiado, o acaso no supo soportar el avance irrevocable del calendario.
Nunca supo disimular la respiración profunda mientras alguien callaba unos versos y buscaba un poco de paz. Nunca supo no admirar lo que no quiso tener, ni supo sonreír ante la duda de dejarlo ir.

Nunca supieron no lastimarse con palabras -total herirse es gratis.

Él nunca supo rasgarle la piel como si fuera su guitarra favorita. Y ella nunca supo decirle que siempre quiso ser canción.